miércoles, 24 de noviembre de 2010

El lobo



Picard, el ex novio obsesivo de Clotilde. Picard, quien tenía asustada a mi amiga Clotilde. La hostigaba por teléfono, le enviaba mensajes, le lanzaba coronas de flores en su jardín. Era una perturbación constante.

Clotilde me pidió que la acompañara una noche de noviembre en que se sentía especialmente vulnerable. Clotilde vivía en la casa que sus papás le habían heredado. Una extraña fortificación, que se había construido en etapas, y tenía la forma de un castillo de tres niveles, con salientes de mal gusto. Lo único que le daba una sensación de unidad a la construcción era que estaba pintada de un solo color, ocre.

Pasamos esa noche en vela, con las luces apagadas, iluminados por la luna llena de noviembre. Pasamos la noche hablando en voz baja, arrinconados en partes secretas de la casa, porque presentíamos que Picard merodeaba las afueras.

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